Hace algunos años comencé a clasificar y reseñar las plataformas LMS que iba conociendo en el día a día. Hice un listado aparte con los sitios de cursos online, como Coursera o edX, porque en aquel momento no eran comparables a los Sistemas de Gestión del Aprendizaje. Esto era por distintas razones, entre ellas que no entregaban reportes o analíticas de aprendizaje, ni se podían asignar determinados cursos a determinadas personas. En suma, no eran herramientas de software y no podían estar en las recomendaciones a un cliente corporativo, más que como un marco de referencia en el contexto de la formación online.
Mi clasificación inicial de LMS era la siguiente:
- Por tipo de licenciamiento y/o de acceso. Hoy considero que es una de las clasificaciones menos útiles de los LMS, pero la división entre código libre y propietario sigue siendo importante en algunos sectores. Al igual que la división entre instalables o en la nube, ligada a las políticas de seguridad o de privacidad de algunas compañías.
- Por capacidades de integración. El software más costoso de una gran organización no suele ser su plataforma educativa y por ello es importante que un LMS se pueda conectar o integrar a los sistemas en los que la empresa ha invertido más dinero. Algunos LMS se integran con APIs otros por medio de herramientas como Zappier y otros con sistemas de login en común. Otros no se integran.
- Por modelo de producción de los materiales. En algunos LMS está facilitada la producción y subida de videos o la creación de escenarios interactivos. En otros, se restringen algunas posibilidades didácticas. Algunos permiten la subida de todo lo que se desee, pero sin reportar analíticas de esos materiales. Otros, solo admiten materiales en un estándar determinado, como scorm.
Y la clasificación de cursos online en video iba por este lado:
- Por modelo de producción de los cursos. Cursos creados por expertos independientes acreditados, por universidades, por cualquier usuario o exclusivamente por la empresa que los publica.
- Por modelo de adquisición de cursos. Gratuitos, pagos, por suscripción, modelo freemiun, etc. Desde Kahn Academy hasta Udemy.
- Por temática del proyecto y de los cursos.
- Por modelo de certificación. Certificación con cuestionarios, con trabajos prácticos, certificación de habilidades, de programas, de programas de grado, etc.
Los dos listados, el de plataformas LMS y el de MOOCs iban creciendo por separado, a veces como una simple lista de reseñas pendientes de terminar.
Los reportes de las plataformas LMS me parecían una funcionalidad clave, pero los LMS no eran flexibles desde el punto de vista de la experiencia de aprendizaje. Por otra parte, la experiencia de recorrer cursos en video, comentarlos y enlazar con otros contenidos se parecía más a la forma en que yo aprendía por fuera de un LMS, pero no había una inteligencia o un método que permitiera medir esas experiencias en las analíticas de aprendizaje.
Pasaron cosas
Hace unos años Coursera no tenía mucho que ver con una plataforma LMS: no permitía la incorporación de contenidos desarrollados por otra organización, no ofrecía la posibilidad de auditar desempeños y no permitía trazar rutas de aprendizaje para distintos grupos de usuarios. Pero Coursera y otros sitios ya estaban ofreciendo una experiencia de aprendizaje diferente que tenía amplia aceptación entre millones de estudiantes. De alguna manera el aprendizaje a través de LMSs iba a tener que incorporar este tipo de experiencias; era solo una cuestión de tiempo hasta que esto se demandara en el ámbito laboral.
Y esa demanda llegó. El mundo de los LMS se encontró con el de las plataformas de streaming y los saludos inaugurales comenzaron a darse en las grandes empresas, no en las universidades como creíamos algunos que iba a suceder. Blogs especializados como los de Michael Feldstein y Josh Bersin están dando cuenta de los grandes cambios en el mercado de los LMS corporativos. Compañías con miles de empleados en todo el mundo están invirtiendo millones en un nuevo tipo de plataformas de aprendizaje a las que ni siquiera llaman LMS.
Estos nuevas plataformas tienen el soporte de la Inteligencia Artificial y el Machine Learning, pero en mayor medida son el resultado de los insights de miles de usuarios corporativos de todo el mundo. Lo que está cambiando es la percepción de cómo debe brindarse la formación online dentro de las organizaciones.
La hora de los LXP
Las nuevas plataformas ponen a disposición de los usuarios decenas de miles de cursos desarrollados por terceros, como los de Coursera, edX y LinkedIn Learning. En el caso de Degreed la biblioteca se integra con más de 200.000 contenidos e incluye también cursos de Udemy, artículos del New York Times y publicaciones de Wired.
Uno de los pioneros del feed de contenidos fue Learning SuccessFactors, el módulo de aprendizaje de la suite de SAP. Sus analíticas de aprendizaje son algoritmos basados en los recorridos de cada usuario y no solo en los resultados de los cuestionarios, al igual que en Degreed. Los dos sistemas tienen en común las recomendaciones de contenidos entre usuarios, la inclusión de nuevos materiales en casi cualquier formato y la creación de rutas de aprendizaje a medida, para cada perfil o puesto de trabajo.
Algunas de las nuevas plataformas incluyen herramientas para expresar el aprendizaje informal. Por ejemplo, permiten que las analíticas de aprendizaje tomen en cuenta la lectura de artículos, la escucha de podcasts o la visualización de videos por fuera de la plataforma.
Coursera for Business ofrece la construcción de un mapa de competencias de los empleados de una organización, en base a los recorridos y resultados que obtienen en sus miles de cursos universitarios. LinkedIn Learning en su cuenta para grupos, permite que se publiquen y administren los contenidos propios de una organización, acortando la distancia con las plataformas tradicionales.
Josh Bersin designa a este nuevo estilo de plataformas con la denominación LXP (Learning Experience Platform) para diferenciarlas de la generación anterior de enfoque más “administrativo”. Dice que este mercado nació de una necesidad insatisfecha y ahora está creciendo a una velocidad muy superior a la de los LMS tradicionales. Y que algunos de los LMS tradicionales se están reconvirtiendo para entrar en esta categoría, incluidas las marcas que trabajan con las universidades.
Recalculando
Estas nuevas lógicas de plataforma fueron transformando mi clasificación original y a esta altura me parece que no tiene mucho sentido dividir entre plataformas de código libre y plataformas en la nube. Ni siquiera entre plataformas LMS y sitios de cursos online. La clasificación anterior se autodestruirá en cinco segundos.
Más allá de la irrupción de la Inteligencia Artificial y la Ciencia de Datos, uno de los aspectos más inquietantes es que los productores globales de software están ocupando el terreno de los contenidos, no solo el de las plataformas. Hagamos algo.
Ideas finales
Si dos universidades locales participaran de un único proyecto de MOOC, eso potenciaría y mejoraría el contenido formativo, además de servir como publicidad gratuita en muchos sitios educativos. Algunas universidades latinoamericanas lo hicieron y hoy están en Coursera. La Universidad Austral lo hizo y tiene el Programa de Programa de Marketing Digital más demandado de Coursera en español.
Cuando en Udacity se activa el filtro “lenguaje: español” las micro-certificaciones se van y solo quedan los cursos gratuitos. Udacity diseña sus micro-certificaciones en conjunto con grandes empresas que necesitan esos perfiles en sus puestos. ¿No hay empresas Latinoamericanas que necesiten un programa de formación online y lo quieran coproducir con alguna universidad? Hay universidades argentinas que tienen el equipamiento de un canal de TV pero no generan contenidos de este tipo.
Además de hacer acto de presencia en los feeds de contenido global, puede resultar en una buena estrategia de posicionamiento, tanto para la universidad como para la empresa que certifique.
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