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El futuro de los LMS según el creador de SCORM

Mike Rustici podría ser apodado el señor SCORM. Actualmente es el CEO de Watershed, pero fue parte del grupo que creó el protocolo SCORM y en 2011 participó en el diseño del nuevo estándar TinCan API (xAPI), en ambos casos creando pautas de registro de las actividades didácticas que hoy son usadas en todo el mundo. 

En esta nota (“El LMS no ha muerto… todavía”) señala que los LMS estarían poniéndose viejos, pero que aún así seguirán cumpliendo una función valiosa en el ecosistema del aprendizaje moderno. A continuación traducimos la nota.

Los futuros posibles

Hay mucha conversación sobre el futuro de los LMS en estos días. Algunos sostienen que van a seguir el mismo camino de los dinosaurios. Otros dicen que la demanda está en auge y el futuro de los LMS es brillante. El contrapunto es muy interesante cuando se expresa en notas como las de Carol Leaman de Axonify o Joe Majors de Saba. Leaman piensa que los LMS están cerca de su extinción por el crecimiento de otras herramientas que facilitan los aprendizajes. Majors dice que los LMS están vivos y siguen evolucionando día a día; en todo caso el desafío es que los líderes de capacitación entiendan mejor cómo usarlos a pleno para sus alumnos.

Como ocurre con la mayoría de estas polémicas, la verdad debe estar en algún punto medio. Quiero retomar estas opiniones desde una visión más pragmática: el LMS no está muerto, pero tampoco está en un gran lugar.

De qué hablamos cuando hablamos de LMS

Tenemos que empezar por definir lo que queremos decir cuando decimos LMS. Generalmente, definimos a los sistemas de software por un conjunto de funcionalidades que comparten. Ése es el primer lugar por donde se filtra la confusión: hay grandes diferencias entre distintos sistemas que se llaman a sí mismos LMS. Las tres funciones principales de un LMS son:

  • Publicar y distribuir cursos web y gestionar el acceso de los usuarios.
  • Gestionar las capacitaciones dirigidas por un profesor y sus recursos didácticos.
  • Hacer un seguimiento de quién ha hecho qué, en gran medida con fines de compliance.

Si bien esto representa el 20% de lo que muchos LMS pueden hacer, es lo que necesitan y usan la mayor parte de los usuarios. En su núcleo, un LMS debe realizar estas tres cosas realmente muy bien.

Hay docenas de otros servicios que los LMS también ofrecen, pero normalmente no son tan buenos en esos servicios como lo son otras herramientas que cumplen el mismo propósito. Ejemplos comunes de la funcionalidades disminuídas de los LMS son las de aprendizaje social, aprendizaje móvil, administración de contenidos, mejoras de rendimiento en servidores, informes y estadísticas.

El exceso de funcionalidades

Estos problemas no son realmente culpa de los proveedores de LMS. Les hemos exigido que nos proporcionen todos esos servicios auxiliares porque no había forma de integrar las mejores herramientas para cada cosa en un único ecosistema de aprendizaje. Así, la industria del Learning and Development obligó a los vendedores de LMS a expandirse más allá de sus competencias básicas.

Es cierto que la demanda de sistemas digitales de aprendizaje está aumentando y también lo está la demanda de sus características y funciones, eso no va a cambiar en el corto plazo. Pero creo que los LMS seguirán siendo utilizados para sus funciones primarias (distribución de cursos web, gestión de usuarios y compliance) que es lo que hacen realmente bien. Para las otras funcionalidades auxiliares hay una explosión de herramientas nuevas e innovadoras que entran en el mercado, cada una de las cuales está tratando de crear un nuevo papel en el ecosistema del aprendizaje moderno. La diferencia clave es que están poniendo a la experiencia de aprendizaje en primer lugar, no a la gestión del aprendizaje.

En otras palabras, el LMS no está muerto, pero están haciéndolo caer de su pedestal. Ya no será el centro y la totalidad del ecosistema del aprendizaje corporativo, solo será una de sus muchas herramientas.

¿Gestión o experiencia del aprendizaje?

Tin Can API o xAPI permite que estas herramientas de próxima generación puedan trabajar juntas y compartan sus datos detallados en un LRS (*1). Esto permitirá que se puedan realizar análisis de gran alcance. Podemos empezar a ver cuáles de estos sistemas y metodologías son efectivos y cómo nos pueden ayudar a conducir una cultura de mejora contínua, pero es una actitud muy diferente que sostiene la promesa de progreso dramático y debería elevar a la industria de L&D hasta convertirla en un imperativo estratégico en esta Economía basada en el Conocimiento.

Eso es algo bueno para todos nosotros, incluyendo a los proveedores de LMS. Pero para llegar allí necesitamos definir de manera colaborativa la arquitectura de este nuevo ecosistema de aprendizaje con etiquetas y terminología consistentes. No podemos agrupar a todos los sistemas relacionados con el aprendizaje en la categoría LMS. El aprendizaje ocurre en todas partes, todo el tiempo. Nunca ocurrirá en un solo lugar o en un solo sistema. Necesitamos abrazar el ecosistema de aprendizaje moderno y entender que habrá diferentes herramientas, incluyendo el LMS, que tendrán sus propias funciones únicas que desempeñar.

Y una cosa más. Sr. Majors: si realmente cree que las empresas de aprendizaje de hoy en día son solo un montón de “aspirantes”, le recomiendo encarecidamente que deje lo que está haciendo ahora mismo y lea el “Dilema del innovador“, de Clayton M. Christensen.

El mismo argumento que usted está ejerciendo (“los sistemas [de gestión] de aprendizaje modernos vienen equipados con todas las funcionalidades que las organizaciones modernas necesitan”) es precisamente lo que hace vulnerables a los grandes proveedores de LMS. Todas estas herramientas siguen siendo necesarias, pero no necesariamente encasupladas en un único sistema monolítico que ha evolucionado a partir de un paradigma de 20 años. Quizás esa ya no sea la mejor manera de entregarlas.

*1: Learning Record Store es un sistema estandarizado para el registro de las experiencias de aprendizaje, así de oxímoron como suena. Es un formato de base de datos y de registros, la gran apuesta global del protocolo xAPI.
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