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IA generativa: cómo cuidar lo que publicás sin poner en riesgo tu marca

La IA generativa revoluciona la creación de cursos y contenidos elearning, pero también generar errores costosos. Descubrí cómo definir políticas de IA y aplicar buenas prácticas para proteger la reputación y la credibilidad de tu organización.

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Mano escribiendo en documento digital en laptop.

Hoy todos estamos probando herramientas de IA para escribir textos, generar imágenes, resumir documentos y hasta armar guiones de cursos. Son rápidas, versátiles y, a veces, sorprendentemente buenas (como AI Assistant). Pero ojo: la IA no entiende, no investiga, no valida. Simplemente predice palabras a partir de patrones. Y eso significa que puede inventar datos, mezclar fechas o citar fuentes que no existen.

Por qué necesitamos políticas claras para el contenido creado con IA

En un curso de elearning, una intranet o una comunicación pública de la empresa, ese tipo de errores nos puede costar reputación, dinero y hasta problemas legales.

Los riesgos de publicar contenido sin control humano

  • Riesgo legal: si la información es incorrecta o infringe derechos de autor.
  • Daño reputacional: basta un dato falso para perder la confianza del público.
  • Problemas éticos: la transparencia y la honestidad son claves, más si tu contenido forma o informa a otras personas.
  • Menor visibilidad en buscadores internos o externos, que reduce el alcance de la comunicación: buscadores como Google o los motores internos de la empresa pueden bajarle la prioridad a tu contenido si difunde información engañosa.

Qué debería incluir una política de IA en tu organización

Una buena política no es un texto de 20 páginas que nadie lee. Es un conjunto de reglas simples y visibles que todo el equipo respeta. Por ejemplo:

  1. Cruzá la información con fuentes confiables
    Antes de dar por bueno un dato que apareció con la IA, buscá confirmarlo en lugares que sabés que son serios: páginas oficiales del gobierno, bases académicas o informes de organismos reconocidos. Si es una estadística, rastreá el informe original (no la nota de prensa que la menciona). Y si querés ir más allá, usá verificadores como Chequeado.comSnopes o FactCheck.org.

    Ejemplo: si tu curso habla de una ley argentina, no te quedes con lo que dice la IA: entrá al Boletín Oficial o al sitio del Ministerio correspondiente.
  2. Siempre revisar todo lo que genere la IA antes de publicarlo
    Ningún texto, guion o pieza audiovisual sale sin que lo vea una persona con criterio.
  3. Citar fuentes reales y verificadas
    Si la IA menciona un estudio, buscá el original. Si no aparece, no lo uses.
  4. Chequear la actualidad de los datos
    Especialmente en tecnología, ciencia y legislación. Lo que era cierto hace seis meses puede estar viejo hoy.
  5. Detectar contradicciones
    Revisar que el texto sea coherente de principio a fin.
  6. Consultar a expertos cuando el tema sea técnico
    En áreas como salud, derecho, ingeniería o finanzas, el chequeo del especialista no es opcional.

Cómo aplicar esto al mundo del elearning

En la formación corporativa o académica, publicar datos incorrectos en un curso puede:

  • Desinformar a toda una camada de empleados o estudiantes.
  • Obligar a rehacer módulos completos (con el costo que eso implica).
  • Generar resistencia a la adopción de nuevas herramientas.

Un ejemplo real: un curso sobre normativa laboral que cita leyes derogadas. La empresa no solo queda mal frente a su equipo, sino que asume riesgos legales si alguien aplica lo aprendido.

El toque creativo: IA sí, pero con estilo propio

La IA puede acelerar la producción, pero no reemplaza tu criterio, tu creatividad ni tu conocimiento del contexto.
Un buen diseñador instruccional o creador de cursos sabe que el valor está en adaptar el mensaje, usar ejemplos relevantes para la audiencia y mantener la coherencia con la cultura de la organización.

Conclusión

Usar IA para crear contenido es como manejar un auto deportivo: te lleva rápido, pero si no sabés controlarlo, podés terminar fuera de pista.

Con una política clara, revisores humanos y un enfoque ético, podés aprovechar todo su potencial sin poner en riesgo tu marca.

Referencias

 

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